“Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba, para que se perpetúe el milagro de la unidad“

un eclipse que marcó un nuevo rumbo en la historia
Según relata la historia, un joven e inexperto general del ejército francés llamado Louis d’Aubusson de La Feuillade, en el verano de 1705 había ya intentado infructuosamente conquistar la ciudad de Turín, en aquel entonces capital del ducado de Piamonte. En el invierno entre 1705 y 1706 los habitantes de Turín, potenciaron las defensas de la ciudad y se aprovisionaron de víveres, armas y municiones. El 12 de Mayo el citado general se movió con 44.000 hombres para rodear la ciudad que estaba defendida por 10.500 soldados.
El asedio duró hasta Septiembre del mismo año y resultó un total fracaso para los franceses, marcando un antes y un después en la historia del Piamonte, que dejaría de ser un ducado para convertirse en un reino. Ese reino que más tarde, dada su autonomía y la hábil política de su primer ministro Camillo Benso, Conde de Cavour, sería capaz de comandar la unificación de Italia en 1861 conocida como Il Risorgimento.
Pero además, lo interesante de este relato es que el 12 de mayo hacia las 10 am, hubo un eclipse total de Sol y los astrólogos lo vieron como un excelente auspicio. El Sol, símbolo del Rey de Francia Luis XIV, desaparecía del cielo mientras se manifestaba bien visible la constelación de tauro, el símbolo de Turín.
turín, la ciudad del toro
La ciudad fue fundada por el emperador romano Augusto y poblada originalmente por la tribu de los taurini. En el 27 A.C. se estableció el campamento romano de Castra Taurinorum (Fortaleza de los taurinos), que posteriormente recibiría el nombre de Civitas Iulia Augusta Taurinorum. Los taurini eran una tribu celta y vivía en las montañas que comunicaban el Piamonte con la Gallia y se dedicaban a la crianza de los toros. Practicaban la agricultura (cereales y legumbres) y el pastoreo. Eran una antigua tribu celta-ligur que ocupaba también el valle superior del río Po entre los siglos VII y III A.C., en el centro del actual Piamonte. Según Polibio, su capital recibía el nombre de Taurasia. Se supone que Taurasia ocupaba aproximadamente el lugar de la actual Turín. De ahí que el toro sea el símbolo de la ciudad y esté representado en un sinfín de lugares, esculturas, fuentes, banderas, etc.
¿Qué representan los eclipses desde el punto de vista astro-psicológico?
La palabra eclipse proviene del latín “eclipsis”, que a su vez viene del griego “écleipsis”, que significa desaparición. De esto se trata un eclipse: la desaparición transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste ante los ojos de los observadores. Un eclipse solar, que ocurre durante la Luna Nueva, literalmente convierte el día en noche. Un eclipse lunar, que ocurre en Luna Llena, parece hacer desaparecer a la Luna del cielo. Los eclipses solares señalan los comienzos mientras que los eclipses lunares marcan los finales de una situación.
De acuerdo con Ptolomeo, los efectos de un eclipse de Sol estarán vigentes tantos años como horas haya durado el oscurecimiento, en tanto que los efectos de un eclipse de Luna repercutirán tantos meses como horas haya durado. Hay otra teoría que dice que el efecto de un eclipse tiene vigencia hasta producirse el siguiente eclipse de la misma categoría.
Cuando ocurre un eclipse de Luna, los efectos a nivel personal son más psíquicos, de carácter interno, pero con los eclipses de Sol son más externos, visibles, conscientes y más evidentes. El Sol simboliza la Luz de la vida, la fuerza, la energía y cuando está eclipsado esto queda aplacado. Son días de merma de energía, tanto física como del alma, una merma capaz de crear oportunidades en la expansión de la consciencia sobre todo a nivel colectivo.
En el Asedio de Turín se trató de un eclipse de Sol. Si bien todo rey se asocia con el Sol, particularmente Luis XIV era conocido como el Rey Sol. Esto quiere decir que el eclipse del 12 de Mayo de 1706 simbolizaba el debilitamiento de su abuso de poder respecto del pequeño estado del Piamonte y su ciudad capital que resistió a ultranza el asedio (el toro es muy resistente).
El eclipse y el proceso de individuación
Los eclipses de Sol coinciden con la Luna Nueva y la potencian, -no en todas las lunas nuevas hay un eclipse de Sol-. Durante la Luna nueva el Sol y la Luna se hallan en conjunción y la conjunción es la fusión entre ambos arquetipos, lo que simboliza la unión entre lo consciente y lo inconsciente. La desaparición transitoria del Sol deja de encandilar, y paradójicamente cuando esto sucede podríamos comenzar a ver más claro a raíz de que todo está más obscuro.
La Individuación implica permitir la homeostasis entre consciente e inconsciente, convertirse en un ser íntegro, indiviso, es decir, unido o cohesionado en sí mismo. Simbólicamente, cuando el ego se silencia, como lo hace el Sol durante un eclipse, da lugar a que la sombra se haga consciente. El contacto con la sombra puede ser una oportunidad para comenzar a transitar por el proceso de individuación.
Desde el punto de vista terapéutico, podemos hacer una analogía entre la obscuridad que se produce con el eclipse de Sol y el silencio que a veces en la sesión de psicoterapia hace que el paciente logre escucharse a sí mismo, aunque el terapeuta no diga nada. Ese silencio que crea el vacío necesario para que algo de la obscuridad salga a la luz.
En relación a lo acontecido en Italia y su proceso colectivo. podemos decir que a partir del Asedio de Turín, el Ducado de los Saboya con su ciudad capital taurina se vería fortalecido. En poco tiempo sería convertido en un Reino cada vez más próspero y cohesionado ya que en los años sucesivos fue ganando autonomía y respeto. Por ese entonces, era el único estado italiano independiente de las potencias extranjeras. Más tarde, gracias a ello y a la hábil diplomacia del Conde de Cavour, lograría encabezar la unificación de toda Italia bajo una misma bandera. Un componente del total se fortaleció y pudo embanderar tras de sí las partes de un todo aún mayor.
Italia ya existía como nación desde los tiempos de Dante y Petrarca, ambos poetas le dedicaron su más excelsa poesía. La unidad había sido un sueño anhelado durante siglos. Ya Cola di Rienzo, un gobernante de Roma, lo había intentado infructuosamente en el siglo XIV. También Niccoló Machiavelli había soñado con la unificación; en su ensayo El Príncipe buscaba al gobernante ideal que podría lograrlo. Pero fue necesario esperar hasta el siglo XIX porque a la Nación le faltaba convertirse en un estado maduro y enfrentarse a las potencias extranjeras para poder así transformarse en un reino cohesionado. De este modo La Nación (que preexistía al estado) dio un gran paso hacia su individuación en sentido Junguiano.
“Las potencias extranjeras” que obstaculizaban la unificación simbolizan en lo personal lo desconocido que acecha. Enfrentar a las “potencias extranjeras” para lograr la independencia y la unidad es reconocer lo desconocido que proviene desde el inconsciente personal y colectivo. Es a través de las relaciones interpersonales y el contacto con el inconsciente que existe la posibilidad de tender puentes para unir estos dos mundos (consciente e inconsciente). Los estados lo hacen tejiendo alianzas y relacionándose a través de la diplomacia.
El proceso de individuación desde lo personal, refiere a la integración de las proyecciones que hacemos en los demás de nuestra sombra, o sea el camino hacia el Sí mismo, que representa el todo. Se trata de un trabajo continuo mediante el cual una persona llega a convertirse en un ser íntegro. Y así lo hizo la Nación italiana durante su “Risorgimento”. Tal como afirmó Carl Jung, el privilegio de una vida es llegar a ser lo que realmente somos.
Enero 2021. Daniel Minetto. Psicólogo – Astrólogo